Ira y templanza

En cuanto al contenido humano tengo que decir; que Doña Catalina Cabrera Duran merece ser la luz y guía para toda la persona que tenga Alzéimer; ya que se la ve luchar en la vida y aferrarse a ella con todas sus fuerzas, pues hasta en la última fase de su enfermedad estaba en la creatividad poética. ¡Y hay que ver!; como lo hacía.

Sigo diciendo, a favor de Doña Catalina, que cuando una persona del signo político, como era ella, escribe socialmente parece todo lo contrario de lo que es. Se la podrá tachar de cualquier color por las personas profanas a la materia; pero siempre estuvo al lado de sus ideales; si no, miren ustedes en la poesía titulada “OBRERO”, cuando ella dice que coja de su corral algo, no se refería al hecho material: Era más bien, un giro poético a lo Espiritual. Sus sentimientos siempre fueron nobles hacia la razón y la religión cristiana.

En cuanto al contenido de la obra: Me limitaré a decir, que es llana y profunda; con un tinte de humanidad que raya el entendimiento. Llega a la mente y al corazón de todas las personas, empleando un lenguaje entendido por todas las gentes y hurgando en la conciencia del lector. Ella no quiere ser la directora de nadie ni de nada; sencillamente, es una forma de exponer los hechos cotidianos de la sociedad, aunque parezca una obra de lo más social que haya. Como digo: No quiere arrastrar a nadie a ninguna parte.

Es una obra costumbrista dentro de la lírica española, y eso sí; al decir española, es porque llevaba a España dentro de su corazón, por lo tanto: Así se expresaba, directo a lo Social, dando una forma retórica en su contenido y en su idea. No emplea retorcimiento de forma, ni tropismos; pero tiene un peso, explícito, dentro de la forma que raya el misterio y el ocultismo de esos sentimientos por parte de la sociedad, mientras que ella los emplea sin pudor alguno para consolar al desvaído. Con sólo tres folios, escritos por las dos caras, que la mandé yo cuando me encontraba fuera del pueblo, comenzó hacer una poesía a su modo y manera, pero sublime y preciosa a la vez. La poesía de Doña Catalina es: Sencilla, bonita y sublime.